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Experiencia de vivir en Puerto Natales

Llegué a Puerto Natales en mayo de 2023 sin la menor idea de lo que me esperaba. Solo sabía que acompañaba a mi pareja en su primer trabajo, llevando conmigo un par de maletas, mis dos mascotas y muchas incógnitas sobre el lugar que sería mi nuevo hogar.


Desde el primer instante, la geografía del entorno me desconcertó y me fascinó a la vez. Al mirar el horizonte, me sorprendió descubrir que aquel cuerpo de agua inmenso no era el mar, como mi mente lo suponía, sino un fiordo. "¡Esto es un lago!", repetía incrédula. Sin embargo, pronto dejé de cuestionarlo, pues la belleza del paisaje me envolvió completamente. La costanera se convirtió en uno de mis rincones favoritos, un escenario perfecto para los amaneceres y atardeceres que parecían sacados de una pintura. Me sorprendió también la serenidad del ambiente, el silencio casi meditativo y, contra todo pronóstico, incluso el clima, que tenía su propio encanto.



a primera nevada fue una experiencia mágica, un momento que quedó grabado en mi memoria. Pasé el día entero afuera, jugando en la nieve con mi perro, como si ambos hubiéramos descubierto un mundo nuevo. Esa sensación de asombro y felicidad infantil me recordó por qué vale la pena salir de la zona de confort.


Pero no todo fue fácil. Durante los primeros meses trabajé de manera remota, lo que me mantuvo bastante aislada del mundo exterior. Pasaban los días y mi único contacto real con la ciudad era a través de la ventana. Sin embargo, con el tiempo, la oportunidad de trabajar en el Hospital de Natales me permitió conocer gente y sentirme, poco a poco, parte de la comunidad.


Si me preguntaran por mi lugar favorito, no dudaría en responder: Laguna Sofía. En los días despejados, mi rutina ideal es ir temprano con mis perros y simplemente dejarme envolver por la paz del entorno. Observarlos correr libres y sumergirse en el agua me llena el alma de alegría. Es un rincón que me recuerda lo hermoso que es conectar con la naturaleza.


Puerto Natales no es un lugar fácil para todos. Su invierno es largo, frío y puede ser desafiante. Aquí, más que en otros lugares, es esencial conocerse a uno mismo y prepararse para sobrellevar la oscuridad de los meses fríos. La depresión estacional no es un simple mito, es una realidad que muchos enfrentan. Si sientes que el invierno pesa demasiado en tu estado de ánimo, quiero recordarte que no tienes que enfrentarlo solo. En terapia podemos encontrar juntos estrategias para hacer de esta época del año un proceso más llevadero y amigable.




 
 
 

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